viernes, 15 de septiembre de 2017

Sergio Juanma

Desmontando algunos mitos sobre los videojuegos

El mundo de los dispositivos electrónicos es una realidad con la que debemos lidiar y con sus oscuras leyendas


Hasta los nueve años, la principal razón por la que los niños están más tiempo ante los dispositivos electrónicos es porque están en sus casas demasiado tiempo durante los tiempos de ocio. La posibilidad de salir al exterior o encontrarse con sus amigos en días de diario se ha restringido notablemente debido a la necesidad de supervisión paternal que parece obligatoria hoy en día. En una vivienda de 60 metros, se puede jugar ciertos juegos, pero otros son imposibles, justo los que son más atractivos para el cerebro infantil que exigen movimiento e interacción muy física como saltar, correr, etc. No hay columpios en casa.
Si buscas en Google encontrarás expertos que aseguran que los videojuegos pueden causar depresión, agresividad, pérdida de sueño, dolores, obesidad, trastornos de la atención y una lista interminable de perjuicios.
Las críticas se centran en:
  • Aislamiento social.

  • Reducen las oportunidades de juego al aire libre y por tanto facilitan la obesidad.
  • Lo más curioso, promueven la violencia gratuita.
Si te paras a pensar, leer libros de Shakespeare, física o cómics también pueden causar igualmente aislamiento y obesidad y no hay expertos criticando la lectura de libros. O si tu hijo se pasa horas resolviendo rompecabezas, al contrario, dirás que estimula su creatividad, ingenio y resolución de problemas. Si tu hijo, sobre todo si es menor de nueve años, gasta muchas horas en actividades en solitario, porque las elige y prefiere, pudiendo jugar en el exterior o con sus amigos, el problema no es el juego es la adicción a la actividad solitaria y sedentaria. Algo de su desarrollo temprano no está funcionado como debería porque la tendencia evolutiva de su cerebro es jugar en el exterior y con un componente físico importante. Solo hay que ir a los columpios del parque o las atracciones de feria para comprobarlo.


Sobre el tema de la violencia, desde el punto de vista neurocientífico, no tiene sentido. No hay diferencia cognitiva ni emocional para el cerebro entre matar marcianos en una videoconsola o leer El señor de los anillos donde se matan miles de orcos o las aventuras del capitán Alatriste donde te rebanan el gaznate en menos que canta un gallo. A los niños les regalamos y recomendamos leer las aventuras del capitán Alatriste y no van por ahí matando herejes.